Me han causado cierto estupor dos artículos aparecidos en el periódico
digital Majadahonda Magazin referidos al acto organizado por Unidad
Contra el Fascismo y el Racismo en Majadahonda el pasado sábado 9 de
enero, coincidiendo con el acto que varias organizaciones nazis celebran
en la ciudad cada año. La falta de información y el uso tendencioso de
la misma, del que hacen gala ambos artículos, merece una respuesta lo
más ponderada y constructiva posible, con el fin de aclarar la
naturaleza de una propuesta como la de UCFR y su utilidad.
En el primer artículo, MM pone al mismo nivel la conferencia organizada
por los nazis en el Hotel Majadahonda, de un supuesto contenido
histórico, con el acto de UCFR, olvidando que por la mañana, quienes
organizan la conferencia celebran también un acto de homenaje a los
legionarios de la Guardia de Hierro, Vasile y Marin, en el que vienen
participando no solo Falangistas, como califica MM a los organizadores
de tales actos, sino dirigentes de diversas organizaciones de extrema
derecha y de marcado carácter racista y violento. A los organizadores
del acto de UCFR nos califica de Antifascistas, obviando, no sé si
intencionadamente o por ignorancia, que a dicho acto adhirieron
numerosas fuerzas democráticas y progresistas de Majadahonda como el
PSOE, las Juventudes Socialista, IU, SOMOS Majadahonda y Podemos, y que
fue apoyado y difundido por la Asamblea de Majadahonda y otros
colectivos. Al acto acudieron personas relevantes de todas estas
organizaciones y de la sociedad civil majariega en general.
Sorprende, además, que la segunda mitad del artículo se utilice para
contraponer a esta supuesta pugna entre “Falangistas” y “Antifascistas”,
la figura de Narciso de Foxá, quien ha presentado una moción para la
conmemoración institucional del Día Internacional en Memoria de las
Víctimas del Holocausto. El artículo, que informa de que esta moción es
“inclusiva y solidaria”, en el contexto y según mi interpretación, lo
opuesto a la propuesta de UCFR, supone un lavado de cara para el alcalde
Foxá, que siempre se ha mostrado indiferente y pasivo ante un acto
celebrado año tras año y en el cual, en su edición de 2015, se pudieron
oír estas palabras: “En 1945 perdimos la guerra todos. Ahora quieren que
nos levantemos contra el yihadismo y que lo hagamos para defender a la
República, según dice Hollande. Que se maten entre ellos, nosotros no
vamos a defender la tolerancia para los homosexuales, las lesbianas, el
aborto y el adulterio. El islam es el enemigo. Cuando estemos rearmados
moral y militarmente nos levantaremos contra el sistema por haber
abierto las puertas de Europa a la inmensa masa de inmigrantes
musulmanes".
El segundo artículo, una editorial de mayor extensión escrita después
del 9 de enero, sigue colocando al mismo nivel ambos actos, y se
congratula de la escasa asistencia a favor de que “se deje en paz a
Majadahonda”. Pero, como en el primer caso, el texto está lleno de
inexactitudes y opiniones discutibles, que sitúan la línea editorial de
MM en la equidistancia entre "fascistas" y "antifascistas", dando a
entender que temas como la Guerra Civil deben dejarse en manos
exclusivamente de los historiadores.
Esta editorial se refiere a los homenajeados Mota y Marin como
“franquistas”, cuando en realidad eran miembros de una organización nazi
rumana que cuando llegó al poder participó activamente en el
Holocausto. Afirma también MM que el acto nazi contó con menos
participación que el año anterior, debido a que los antifascistas esta
vez no han realizado tanta agitación mediática como el año pasado. Es
una opinión discutible. La agitación de una entidad como UCFR, que
pretende aglutinar a la totalidad de la sociedad civil, no tiene como
objetivo sumar o restar asistencia a dichos actos, sino movilizar a la
ciudadanía y a las instancias e instituciones democráticas para que
hagan todo lo posible por impedirlos.
Al contrario de los que sugiere MM, la experiencia de entidades
similares a UCFR en Catalunya, Gran Bretaña o Grecia demuestra que
cuanta más agitación antifascista, unitaria, amplia y ciudadana, más
retrocede el apoyo a la extrema derecha, que tiene, en la celebración de
sus actos públicos y en la pasividad de la sociedad en general, un
espacio precioso para difundir sus ideas y extenderlas. Si una
comunidad, que bajo ninguna circunstancia permitiría un acto de
exaltación a ETA o a la pedofilia, permite actos de ideología fascista,
es que esa ideología resulta suficientemente respetable como para
aceptarla como una más entre las que se desarrollan libremente en un
contexto democrático. Yo pienso firmemente que no lo es.
Finalmente, en un alarde de auténtico “trilero”, MM se atreve a comparar
las 253 firmas conseguidas en 3 días por UCFR a través de change.org
con la petición al Hotel Majadahonda de que cancelara su conferencia,
con las 43.000 conseguidas en defensa del Monte del Pilar a lo largo de
varios meses, o las 15.000 para la supresión de la zona azul, que
difícilmente se recaudaron en tan pocos días y con tan pocos recursos.
Porque el acto de UCFR se concibió, organizó y realizó con muy poco
tiempo de antelación y con recursos limitados, y me alegra enormemente
haber conseguido, al menos según MM, igualar en asistencia al de los
nazis.
No tengo duda de que para el año que viene, tiempo y recursos se
multiplicarán exponencialmente, ya que UCFR cuenta con el apoyo de una
buena parte de la sociedad civil demócrata y progresista de Majadahonda.
Espero que este apoyo siga creciendo, que la agitación “antifascista”
siga creciendo y trascienda los límites del municipio, y que finalmente,
se consiga desterrar a quienes vienen a Majadahonda a extender
discursos de odio y violencia, que poco tienen que ver con la nostalgia o
la historia.
¿Qué preferirían, si les preguntáramos, quienes sobrevivieron al
Holocausto, ser homenajeados institucionalmente por quienes nunca han
condenado el franquismo mientras días antes se homenajea a sus verdugos,
o que se prohíba un acto tan ruin como el que el alcalde Foxá y el PP
han permitido e ignorado año tras año? Esta es la pregunta que
deberíamos responder quienes no queramos situarnos, como MM, en la
equidistancia entre Fascistas y Antifascistas.