22 de diciembre de 2015

De confluencias y refundaciones. DCAP fin

Pasó el 20D. La inestabilidad que parece emanar del parlamento nos sitúa en la antesala de una nueva etapa. No ha sido el fin sino el principio. Esta es la principal victoria de las fuerzas del cambio (a saber, Podemos, sus aliados periféricos y UP). La estabilidad es que los ricos siguen siendo ricos y los pobres siguen siendo pobres. Nada nuevo bajo el sol. Ahora se abre un abanico de posibilidades. Tal vez la Troika consiga un gobierno afín en el Estado español, pero no lo tendrá fácil para imponer sus designios. ¿Cómo debemos andar este camino?

Garzón y también sectores críticos dentro de Podemos llaman a la confluencia y a la refundación del espacio antaño llamado izquierda. Está claro que los resultados electorales en Catalunya, País Valencià y Galicia no dejan lugar a dudas del modelo a seguir. Pero eso ya lo sabíamos antes de las elecciones. La cuestión no es el qué, sino el cómo y el quién.

Personalmente, la idea de un nuevo "Vistaalegre", como reclaman desde Anticapitalistas, me pone los pelos de punta. Llevamos más de un año inmersos en un doble proceso de configuración y organización interna y de elaboración de candidaturas y listas electorales, con el colofón de las campañas. Volver a encerrarnos a debatir y deliberar sobre qué somos, qué queremos y cómo conseguirlo podría estancarnos en una dinámica partidista ajena a lo que exige el momento.

No se trata solo de quien vota qué para que gobierne quién, o de cómo sumamos los votos de uno a los votos de otra, sino de políticas antisociales que se van a implementar y a las cuales deberemos hacer frente. Para ello no basta el parlamento.

Lo que de verdad ha puesto de manifiesto esta campaña, es la ilusión y el empeño de unas bases altamente movilizadas, tanto en Podemos como en UP. Esta energía debe servir para relanzar un nuevo ciclo de luchas desde abajo. El 15M, la PAH y las mareas nos llevó hasta aquí, de ellas depende que vayamos aun más lejos. Es en este terreno donde la gente deberá encontrarse para articular nuevas dinámicas de confluencia, en las cuales líderes, siglas y aparatos se dejen a un lado para que vuelvan a retomar su papel cuando llegue el momento, en base a lo que reclame la gente desde abajo.

Claro que, si no hay gobierno y se convocan otra vez elecciones, estaremos ante un nuevo escenario. Esta hipótesis no debe marcar nuestros planteamientos. No hay excusa. Un proceso de refundación y confluencia debe forjarse desde abajo e incluir a todo el mundo, si no, lideres, siglas y aparatos volverán a chocar ante nuestra mirada perpleja. El mensaje desde Galicia, Catalunya y país Valencià es claro, no lo olvidemos: sí se puede.