9 de julio de 2014

Monumental derrota, 160 a 1, 37 a 0

Hoy me levantaba por la mañana y me conectaba a la red. En la portada de la web de El País, la monumental derrota de Brasil a manos de los alemanes en la sefiminal del mundial de fútbol. Derrota histórica. Humillación. Lágrimas de los jugadores, de la hinchada (la mayoría blanca). Fervor desatado. Un poco más abajo, ocupando una sola columna, el titular que informa de las 160 acciones militares de Israel sobre Gaza. No hay derrota, no hay humillación, y lo más importante, no hay historia.
Porque ya hace años que la violencia desproporcionada, atroz, injustificada e injustificable de Israel contra el pueblo palestino ha perdido su lugar en la historia. En Palestina nunca pasa nada porque cada día ocurre lo mismo, y ya a nadie le interesa, no hay novedad, no hay acontecimiento, no hay espectáculo. Ni siquiera el espectáculo de la violencia. Veo fotos en facebook y no podemos saber si son verdaderas o falsas. Hay gente muriendo en ellas, sí, pero ¿son de hoy? ¿son de ayer? ¿son del año pasado? Da igual. Siempre habrá un periódico que rescate alguna foto de algún atentado para intentar generar en la opinión pública esa sensación de equidistancia, de reciprocidad, que tienen muchas personas bienpensantes que aun creen que la actitud más humanitaria es condenar por igual a unos y a otros. Atajo de ignorantes desalmados. Tal vez nos interese a nosotros y nosotras, las personas que tenemos corazón y que creemos, por encima de todo, que la defensa de unos intereses políticos egoistas o de un territorio, no justifican la masacre, la injusticia, la opresión, la limpieza étnica. Tal vez podamos hacer algo, contar, escribir, o simplemente intentar evidenciar ciertas cosas que a mucha gente se le pasan por alto.
En el título y en la entradilla, El País crea un doble juego juntando frases. En el título une las 160 acciones militares con el lanzamiento de cohetes hacia Tel Aviv. En la entradilla, los 37 muertos palestinos con un único cohete palestino que ha caído a 115 km de Gaza. El intento de seguir distorsionando la realidad, conduciendo la mirada de los lectores hacia una idea que refleja sus propias inclinaciones, sus filias y sus fobias, sin ningún contacto con la realidad, me resulta aborrecible, repugnante. ¿Qué hacer que no hayamos hecho ya? Se me ocurre usar un recurso parecido y junto estas dos imágens, por si despiertan algo dormido en el interior de alguien.