30 de julio de 2014

Gaza y la victoria póstuma de Hitler. Sobre la Trilogía de Elie Wiesel

Estoy leyendo la Trilogía de la noche de Elie Wiesel, ficción autobiográfica sobre su cautiverio en Auschwitz, en los campos de exterminio donde vio desaparecer a su padre, su madre y su hermana menor. Historias particulares, la suya y la de quienes le rodean, de las que da testimonio. Historias personales que se suman a las miles de historias que ya he leído en otras ocasiones, de la pluma de otros autores, o en las imágenes de cineastas como Claude Lanzman.  Historias que son iguales y a la vez diferentes. Historias que cuentan la misma historia.
No hay sorpresa en la lectura, pero sí la misma conmoción de siempre, la misma perplejidad. E inevitablemente, en mi cabeza se mezclan las imágenes del libro con las imágenes de Gaza, que nos llegan a través de los medios de comunicación. El libro empieza en Hungría, en una comunidad judía que no quiere creer, que se niega a aceptar las advertencias de un superviviente. Siguen su camino asumiendo la implementación de la sucesión de leyes antisemitas, la desposesión, el confinamiento en el gueto, la deportación, con el convencimiento de que las cosas no pueden ser tal y como les contó ese primer superviviente, que regresó para advertir a sus vecinos y terminó sumido en el silencio.
Una mujer, en el tren, advierte del fuego amenazante señalando la oscuridad de la noche. La toman por loca y la hacen callar a golpes. La escena se repite cada noche, hasta que un día, la mujer no señala la oscuridad de la noche sino la hoguera donde quema los cuerpos a las puertas de Birkneau.
Solo ante las puertas del crematorio, finalmente comprenden.
Hoy, yo soy el loco. Yo y mucha gente como yo que llevamos años señalando con el dedo el genocidio en Gaza. Y la comunidad nos trata de locos, nos ignora, nos niega. ¿Hemos llegado por fin delante del fuego? La respuesta solo puede ser negativa. ¿Cuántos gobiernos en el mundo han tomado medidas administrativas contra Israel, expulsando a sus embajadores y rompiendo relaciones diplomáticas? ¿Tres?
Hace tiempo que sé que el Holocausto no lo cometieron los alemanes, como hay quien cree. Lo cometieron los nazis. Los nazis de toda Europa aupados al poder con la complicidad de los poderosos, empresarios, banqueros, iglesia, e incluso los gobernantes de aquellos países donde los nazis no llegaron a gobernar. Su motivo: el anticomunismo. También hoy la situación es parecida. No los judíos, el sionismo en el poder aupado por una sociedad enferma, una sociedad de yhadistas, como dice Santiago Alba Rico, Israel, el país árabe con más yihadista, capaces de degollar niños y niñas ante las cámaras para defender su ideal de Estado judío, con la complicidad de los poderes y poderosos del mundo.
La Trilogía de Wiesel se sitúa en Hungría. Los judíos húngaros fueron deportados y exterminados en 1944, casi al final de la guerra. El gobierno húngaro no tuvo una actitud complaciente con el antisemitismo nazi, hasta que en el 44 el Partido Fascista toma el poder tras un golpe de estado. Los acontecimientos se precipitan. ¿Quién ostenta el poder hoy en día en el mundo? ¿De qué son capaces? ¿Hasta dónde son capaces de llegar, con qué complicidades, para lograr sus objetivos? El gran Israel, la hegemonía occidental, la extensión del libre mercado. Es la victoria póstuma e Hitler de manos de sus propias víctimas. Ironías de la historia.
Narra Wiesel que al llegar a Aushcwitz un preso les reprende al ver su sorpresa. ¿1944, estamos en 1944 y no sabéis lo que ocurre en Auschwitz? Tres, cuatro años de Holocausto.
El genocidio de los palestinos empezó en 1948, y aún hoy mucha gente no sabe o no quiere saber. Esa también es la victoria póstuma de Hitler.